lunes, 22 de febrero de 2016

FINAL DE LUJO PARA LAS CLASES DE MÚSICA CON VISITA AL MUSEO ÉTNICO DE BARRANDA


La materia de Música impartida por Adolfo Martínez Ros en el primer cuatrimestre del curso tocó a su fin.


Lo bueno se hace breve. 
Adolfo en una de sus clases nos obsequió con una corta interpretación que podéis ver en el siguiente enlace:
           clase de música

Para finalizar y dejarnos en los sentidos un buen recuerdo de la Música, nos llevó a visitar el MUSEO DE MÚSICA ÉTNICA EN BARRANDA. 

Y ¡Oh, sorpresa!
En Barranda, una pedanía caravaqueña de menos de 900 habitantes, se exhiben alrededor de 500 instrumentos musicales de todas las épocas y continentes. 
El Museo se proyecta al visitante con un espíritu eminentemente didáctico, se puede ver el lugar al que pertenecen los instrumentos, cómo se tocan y cómo suenan.

EDIFICIO
El museo fue construido por el
arquitecto Jesús Caballal sobre 
los restos de un antiguo molino harinero del siglo XIX.

Es propiedad del etnomusicólogo 
Carlos Blanco 
Fadol, de origen uruguayo, descendiente de emigrantes gallegos pero afincado en España desde hace muchos años, quien también posee otros dos museos más, el último recientemente inaugurado en Busot (Alicante).

El guía nos explicó que su colección ha sido recopilada desde 1970,  recorriendo selvas, montañas y desiertos de los cinco continentes, contactando con grupos étnicos que aún conservaban sus instrumentos tradicionales, pero cada vez más escasos con la incorporación de las nuevas  tecnologías musicales.  Su colección, una de las más importantes del mundo, con más de 3.000 piezas es de gran interés por su exotismo, y autenticidad. Además de coleccionista ha editado una enciclopedia de instrumentos musicales étnicos y es un inventor de otro buen número de instrumentos, como los que se exhiben en la Sala de Entrada del Museo.

Hace unos 35 años, Blanco Fadol, recogió en Perú unos instrumentos nativos, que con el tiempo pasaron a formar parte de la colección de este Museo. En 2007, regresó a la Amazonía, y durante una visita a los Yaguas, constató que ambos  instrumentos habían desaparecido.


El instrumento musical que tuvieron sus ancestros para invocar a Mayantú, duendecillo bondadoso de la selva para ahuyentar las enfermedades y que habían perdido, era el ruuhuitú (pronunciado ruyutú), macho y hembra, porque uno lo toca el hombre y otro es para la mujer.
Así fue que un año después, con el apoyo de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, Blanco Fadol retornó a la selva peruana acompañado de un equipo cinematográfico con el fin de reintroducir dichos instrumentos.

Todo este proceso se puede ver en el documental 


                LOS YAGUAS DEL AMAZONAS


La dedicación de toda su vida a la investigación y recopilación de los instrumentos musicales que se exhiben en el Museo tiene como objetivo no sólo la conservación de los mismos, sino buscar su origen y recuperarlos cuando desaparezcan.

SALA  DE ENTRADA del MUSEO DE BARRANDA.

El museo ofrece en esta sección un homenaje a Barranda y su fiesta de las Cuadrillas. Allí encontramos un homenaje a la música de raíz en la región de Murcia. Instrumentos tradicionales murcianos, grandes paneles iluminados con textos y fotos, proyectan los cantos, y danzas de las cuadrillas de Barranda y de otras comarcas. 
Litófono cromático. Se puede producir cualquier tipo de melodía al golpear dos pequeñas piedras sobre la superficie de las grandes afinadas con martillo y cincel  de forma cromática.
También vemos creaciones instrumentales de Blanco Fadol como grandes estructuras sonoras que pueden producir música accionadas por los cuatro elementos de la naturaleza, agua, fuego, aire y tierra.


Torre musical de 6 metros de altura, un órgano de bambú realizado hace más de 30 años, una noria musical que funciona con agua

Roedófono (instrumento pensado para Autistas y fue uno de los instrumentos que se presentó en la candidatura de los premios Rolex de Suiza a la iniciativa de 1997, en el que Carlos quedó finalista). Este invento está pensado para que las personas autistas salgan de su mundo al exterior a través de los animales, los cuáles representan el motor, al tiempo que los hombres, la música.
SALA PRINCIPAL

Un largo pasillo acristalado lleva hasta la sección principal del museo. El visitante accede a un panel informativo precedido de una trompeta caracola que constituye el logotipo del museo por ser el denominador común de muchas culturas del mundo.


La gran variedad de culturas representadas se extienden a 145 países de todos los continentes. Siguiendo el recorrido por el ala izquierda de la sala principal, se accede a las vitrinas que agrupan las 4 categorías de instrumentos musicales: cordófonos, aerófonos, membranófonos e idiófonos, dependiendo de cómo se produce el sonido y de los materiales de cada instrumento. Dicha sección comprende instrumentos de gran antigüedad y rareza.

GU. Tambor giganteChina. de casi 4 metros de altura. Se empleaba en ceremonias budistas y en la danza del dragón.
.


Kentung Kayu.
Totem que representa a una mujer embarazda que reproduce un potente sonido percutiendo su abultado vientre con dos percutores. Su función era transmitir mensajes entre poblados, con mensajes diferentes según la percusión resultante.
 KULKUL pagoda, gigantesco gong-dragón en oro de 24 kilates de Birmania, una de las piezas más valiosas del museo.
La impresionante silueta de la orquesta de gamelán de Indonesia, donada por el gobierno de dicho país. 


Junto a las vitrinas de la izquierda se ven los audiovideos para interactuar con los instrumentos. 
Orquesta Jegog
Metálofonos chinos. Al fondo una pieza única el KENTONGAN REAL. S.XVIII.  Indonesia.
 PRIMERA PLANTA


Alphorn
Subiendo la amplia escalera de madera hacia el primer piso, se divisa sobre la pared y en dirección al techo, la gigante trompeta de los alpes suizos llamada alphorn.
PINSA-YU-PA, este instrumento proviene de Myanmar (Birmania)  representa un animal mitológico con patas de caballo, alas de pájaro, cola de pez, cuerpo de saurio, cabeza de dragón y trompa de elefante. Es utilizado para ahuyentar los malos espíritus, su característica que más destaca es que esta bonita talla de madera de teca, está totalmente recubierta con finas plaquetas de oro de quilates.
Una vez arriba, en la primer planta la vista se dirige hacia dos enormes vitrinas situadas sobre el auditorio que representan a un tam tam- pagoda de aldea del siglo XIX 

y  una agrupación de angklungs, que forman una orquesta de bambú de Indonesia.

Pero lo mejor fue el espacio didáctico que nos ofreció el guía para hacer sonar entre todos el angklung, como el que se muestra en la foto.


El angklung es un instrumento de música indonesio fabricado con cuatro tubos de bambú suspendidos en un marco de este mismo material y atados con cuerdas de rota. Un maestro artesano talla y recorta cuidadosamente los tubos para que emitan determinadas notas musicales cuando se sacude o golpea el marco de bambú. Cada angklung emite una nota o acorde único, de modo que para ejecutar melodías es preciso que varios intérpretes toquen juntos.











El guía nos va guiando para tocar y cantar un 



fragmento de la Novena sinfonía de Bethoven



con un angklung.




Y con este enlace  podéis ver cómo quedó nuestra actuación:
                        clase práctica



Y continuamos recorriendo el resto de la planta primera encontrándonos  con una exhibición inédita en cuanto a museos de música se refiere, que son las vitrinas temáticas, religiones del mundo, instrumentos musicales de esclavitud, magia y brujería, el amor y la guerra y otros temas que relacionan la música con los diferentes ámbitos del ser humano.


De esta forma encontramos vitrinas de instrumentos utilizados por brujos y chamanes de diferentes culturas. Vitrinas de los gitanos del mundo.



Instrumentos rituales realizados con huesos humanos.


Instrumentos de la esclavitud; instrumentos de mendigos itinerantes; instrumentos utilizados por las religiones del mundo; instrumentos utilizados en guerras



Instrumentos funerarios; instrumentos para enamorar...




Con sonidos y música de otros tiempos y con palabras de Carlos Blanco Fadol : "El primer instrumento musical fue nuestra propia garganta, y nuestro corazón el primer tambor" , nos despedimos de este singular espacio del Museo de Barranda que desde todos sus ángulos nos dice que la música debería ser el elemento de confraternización entre todos los pueblos. 



También se puede confraternizar al compás de un plato típico de la zona, tomado con tenedor. Y nos aprovechamos en la hora del almuerzo. 






Terminamos yendo a Archivel, a comprar dulces típicos. 


Con la compra hecha, el estómago repleto, y con la satisfacción de la mañana pasada en el Museo, nos dirigimos rumbo a casa. 





Menos mal que no hizo demasiado frío.


          Fotos de Antonio Ruiz Salcedo













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